El otro día os decía que ante la llegada del otoño una de las piezas que más me inspiraba esa estación era el sofá Chester. A él habría que añadir cualquier tipo de elemento industrial, en especial las lámparas que parecen sacadas de garajes o fábricas. Su rotundidad, tan alejada de la liviandad de la primavera o el verano, su capacidad lumínica, hacen que los interiores se conviertan en lugares en los que apetece estar.

En los últimos años, su "habitat" natural dentro de la casa es generalmente el comedor pero a mí me gustan en cualquier espacio, desde los salones a los baños. Imprimen una atmósfera de loft neoyorquino muy genuina que, una vez más, me recuerda a esos otoños que hemos visto tantas veces en el cine. 










No puedo remediarlo. ¡Me encantan! ¿Qué os parecen a vosotros?

Todas las imágenes proceden del panel de inspiración "My Lamps", en mi Pinterest.


¡FELIZ FIN DE SEMANA!

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