Lo maravilloso del mundo de la decoración es que, en la mayoría de las ocasiones, la mezcla y el eclecticismo, procedentes del diálogo entre estilos (a menudo muy alejados entre sí) da los mejores resultados. Esto es así porque cada uno de esos estilos aporta sus características más reconocibles y el resultado es el mestizaje, la singularidad.


Mucho de ello hay en la vivienda que hoy quiero compartir con todos vosotros. El título del post lo dice todo ya que enfrenta dos conceptos (lo provenzal y lo minimal), dos maneras de entender la decoración, muy distantes entre sí. El estilo provenzal se caracteriza por la calidez, el colorido, las líneas curvas, la mirada hacia el pasado y hacia lo rural, mientras que el minimalismo representa todo lo contrario: la línea recta, la simplicidad, el monocromatismo (blanco fiundamentalmente), la funcionalidad, lo actual y vanguardista.






Sin embargo esta casa, enclavada en el corazón de la Provenza francesa, ha sabido exprimir lo mejor de ambos mundos. Presenta un interior austero pero muy efectivo: paredes de piedra y hormigón, puertas y ventanas metálicas, techo con vigas de madera blanca, etc. Los colores que predominan son caqui, ocre, gris, morado y rosas deslavados. Los muebles no son demasiados, sólo los que realmente se necesitan, pero perfectamente seleccionados: vemos piezas de anticuario, de segunda mano, junto a mobiliario de diseño, de plena actualidad.
 










La combinación de ambas maneras de entender un esquema decorativo: lo minimalista y lo rural/provenzal da como resultado una sucesión de interiores singulares que conforman un todo muy efectista. Mestizaje puro.


Imágenes: Weranda

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