Lo más sorprendente de esta vivienda es que desde su exterior, con esa puerta en un llamativo color rosa, es casi imposible imaginar que su interior es muy diferente a lo cabría esperar.

Se trata de la casa londinense de Karine Kong, la propietaria de la firma de interiorismo "Bodie and Fou". La vivienda se encuentra en un típico barrio de Londres donde todas las casas parecen iguales y donde esta pone un toque de color que la hace fácilmente reconocible.








Sin embargo, en cuanto se traspasa la puerta un universo de blancura impeclable inunda cada uno de los rincones de la vivienda. Se trata, de nuevo, de una decisión tan rupturista como la de la puerta del exterior, ya que se ha optado por un esquema decorativo alejado de lo cabría esperarse en un edificio victoriano.

Las notas de color las ponen algunos de los elementos decorativos y las piezas de mobiliario en madera, procedentes, en gran parte, de mercadillos londinenses, así como los juguetes de la habitación de la pequeña de la casa.








Destacan también los numerosos detalles esparcidos por aquí y por allí, como ese viejo rosario de la imagen anterior, que otorgan al conjunto un plus de originalidad.

Más información: Milk Magazine

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