Este fin de semana, paseando por la Feria de Desembalaje de Antigüedades de Bilbao, me he reafirmado en lo que para mí es un axioma decorativo incontestable: no hay mejor manera de imprimir personalidad a un proyecto decorativo que la convivencia de elementos viejos y nuevos, tanto en el mobiliario y los objetos decorativos, como en los elementos estructurales de la vivienda, en el caso de que se trate de una casa antigua reformada.

Al igual que sucede en la vida real con las personas, los jóvenes aportan energia y vitalidad, la savia nueva, mientras que los "viejos" transmiten la experiencia de lo vivido, las historias que no deben olvidarse.

Un excelente ejemplo de esa convivencia magníficamente entendida es la vivienda que os presento. Está en Varsovia y en ella no hay ningún punto de disrupción, todos los elementos se acoplan de manera perfecta, ayudados por un continente neutro (paredes, suelos y techos en color blanco, con escasas excepciones) y unas sabias pinceladas de color (casi exclusivamente verde y azul) en los elementos decorativos.











¿Qué os parece? ¿Os gusta mezclar elementos de diversas épocas y diversos estilos, como en este caso?

Imágenes: Weranda

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