Los estilos decorativos más tradicionales son casi siempre también los más entrañables y acogedores, quizás porque nos transmiten atmósferas íntimas, evocaciones del pasado y porque ponen en valor la seguridad de lo de toda la vida.

Esto es lo que sucede con los estilos rústicos o campestres, y digo estilos (en plural) porque hay tantos estilos rústicos como ámbitos geográficos. El caso de la vivienda que hoy comparto con vosotros, situada en pleno corazón de la Provenza francesa, es un ejemplo muy claro de estilo rural, pero no tanto de estilo provenzal.

El estilo provenzal se caracteriza, generalmente, por mobiliario de colores alegres (verdes, azules, rosas), que dan vivacidad al entorno, textiles con estampados florales, también de colores llamativos, etc. Sin embargo, esto no es visible en esta casa. Y esto es así porque, como decía, no hay un solo estilo rústico.






La procedencia nórdica de sus propietarios hace que la casa, a pesar de su situación, presente también características que son propias del estilo escandinavo tradicional, consiguiendo unos interiores con una gran personalidad pero, sobre todo, con un encanto que la hace muy, muy entrañable.






¿No os parece preciosa?

Imágenes: Femina


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