Una de las cosas que menos me gustan en el mundo de la decoración es la tendencia a reproducir el estilo rural en viviendas urbanas, ya que estas suelen tener, generalmente, unas dimensiones (en superficie y en altura) que nada tienen que ver con las de las casas de campo originales.

Sin embargo, esta casa me cautivó desde el primer momento que la vi, ya que no es una imitación mala, sino que en cada rincón se respira el espíritu del campo: la altura, los espacios generosos, la luz que inunda cada estancia, los detalles y los objetos con la pátina original. Y, sobre todo, la exhuberancia exterior que dialoga con el interior.












¿Os gusta el estilo rural?


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