Ya sabéis lo que me gusta a mí un mercado de antigüedades, así que recién llegado de Roma (tenéis un montón de fotos de mi viaje en Instagram y también en Facebook), ni corto ni perezoso me fui ayer al que celebran todos los años en la pequeña localidad francesa de Port de Lanne. Tiene lugar todos los años los días 14 y 15 de agosto y está considerado como el más grande y el mejor del suroeste de Francia.
Provisto de grandes dosis de protector solar (hizo muchísimo sol y calor, y la práctica totalidad de los expositores están en el exterior) dediqué más de cinco horas a recorrer las calles del pueblo en las que se despliegan los casi 400 puestos. Era la primera vez que iba y la verdad es que merece la pena. Es todo un espectáculo, no solo por el montón de piezas que están a la venta sino porque se trata de todo un espectáculo al que asiste muchísimo público.
Mobiliario de todos los estilos, objetos decorativos de lo más variopinto, se suceden por todas partes y lo realmente difícil es no encapricharse de alguna cosa. En cuanto a los precios, no me pareció demasiado barato para lo que suele ser habitual en otros mercados de la zona a los que suelo asistir el resto del año. Supongo que como solo es una vez al año, y los expositores saben que la gente asiste y compra, pues aprovechan.
Os dejo unas cuantas imágenes de aquello que me pareció más interesante. Y os recomiendo que anotéis en la agenda las fechas para el próximo año. Si estáis por la zona, merece la pena acercarse a verlo.
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