Cuando pienso en el verano, al lado de la playa, siempre me vienen a la mente las construcciones típicas de las islas mediterráneas, fundamentalmente las griegas y las baleares. Supongo que será por la simplicidad que transmiten, que asocio irremediablemente al "dolce far niente" (o refinada holgazanería, que queda más castizo) tan propio de esta época.
La casa que visitamos hoy es un perfecto ejemplo para llevar a la práctica lo que digo: unidad cromática, sencillez en las formas, materiales naturales, es decir, nada que interrumpa la anhelada tranquilidad que buscamos durante las vacaciones.
(Fotografías: Jordi Canosa) |
Relajante, ¿no?. Pues..., a seguir disfrutando del verano.
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