En ocasiones basta un simple elemento (decorativo o estructural) para dotar de personalidad a un espacio. Es lo que sucede en esta vivienda sueca, en la que la puerta de doble hoja que comunica el dormitorio principal y el salón adquiere todo el protagonismo. Tanto por su altura como por la belleza de las huellas (¡esa maravillosa pintura desconchada!) que ha dejado sobre ella el paso del tiempo, esta puerta es la estrella indiscutible del esquema decorativo.
Además, gracias a la blancura abrumadora de suelos, paredes y techos (rota solamente con la adición de pequeñas pinceladas de color, marrón y negro, y un poco de azul) y a que el interior no está sobrecargado con muebles altos (lo que da una gran luminosidad a los espacios), gracias a ello, decía, la puerta reclama aún más nuestra atención y se convierte en el punto focal desde casi cualquier punto de la casa.
¡Ideal! ¿No os parece?
Las imágenes proceden de la página de Facebook de Inside Home Design
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