Mis fijaciones deco van por temporadas. Ahora parece que me ha dado por acumular vajilla y menaje, y como cada vez son más frecuentes mis incursiones a mercados y brocantes, en ellos se me van los ojos a las delicadas piezas de cerámica y de porcelana que esperan, acumuladas, escondidas, en cajas, y que hay que descubrir revolviendo mucho.

Pues bien, ayer me encontré, casi sin quererlo, con esta preciosa docena de platos. En realidad no iba buscándolos, sino que intentaba encontrar botes y botellas antiguos de Farmacía. Envueltos en un papel sucio, aparecieron ellos. Fue un flechazo, esas cosas que solo puedes describirlas (y entenderlas) si te pasan, ya que en cuanto les quité el papel sabía que eran para mí, no me importaba el precio.

En todos ellos se aprecia el paso del tiempo (¡y mucho), algunos tienen pequeñas griegas, desconchones, pero ¡son tan encantadores! Así que no lo dudé, los envolví en el mismo papel que estaban, y me los traje para casa. Aunque parecen iguales, no todos lo son, hay de tres vajillas diferentes, pero me da lo mismo. Es más, lo prefiero!!!

¿A que son preciosos?

En La Tienda de Etxekodeco tenemos otros, también preciosos, para que comencéis a hacer vuestra vajilla viejuna

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