Estoy seguro de que a todos os ha sucedido en alguna ocasión (a mí me pasa con relativa frecuencia) el hecho de sufrír un repentino "flechazo" al ver un determinado mueble, una pieza decorativa (si es que hablamos de decoración), etc., y que os cuesta quitaros de la cabeza esa "objeto de deseo". Pues bien, eso es lo que me ha sucedido con esta pequeña (y a la vez tan grande) luminaria: la lámpara Cloche, del diseñador noruego Lars Beller (al que podemos ver en su estudio en la última fotografía).
Lars Beller examina con curiosidad la belleza, el peso y el equilibrio, buscando inspiración en algunas de las soluciones más elegantes y notables de la naturaleza. Es por ello que su lámpara está inspirada en una flor, en una campanilla concretamente; así, la pieza está firmemente conectada a tierra por sus raíces de hierro fundido, mientras que se inclina suavemente, con su "campana" de cobre, sobre cualquier objeto o superficie, todo gracias a la flexibilidad de su ligero tallo de madera de fresno.
Preciosa, ¿verdad? Pura poesía lumínica
Procedencia de las fotografías: Remodelista
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